Según las proyecciones demográficas, en el año 2.050 seremos el país más envejecido del mundo, lo que significará la reconfiguración de nuestro sistema de pensiones. Ya quedaron atrás las catastróficas teorías populacionistas de R.T. Malthus, al producirse una contención demográfica en todos los continentes, excepto en África.
Será necesario fomentar las políticas natalistas y, según los expertos, retrasar la edad de jubilación o implantar la llamada jubilación activa, es decir un abandono progresivo de la actividad laboral junto con la asunción de otras labores más acordes con la edad. Los consejos de la Unión Europea van por este camino, proponiendo que se siga retrasando para no poner en peligro el sistema de pensiones.
Difícil resultará solucionar el problema demográfico español sin la innmigración, pero, sin trabajo, imposible. Estamos ante el segundo año consecutivo con saldo migratorio negativo, debido al retorno de los inmigrantes a sus lugares de orígen, y a los españoles que se van a trabajar al extranjero. ¿Volveremos a ser un país de emigrantes?
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